Los seres vivos se desarrollaron en un ambiente magnético en la tierra. El campo magnético es generado por los flujos de material en el núcleo terrestre incandescente.


Este campo magnético no es estable, sino que tiene una frecuencia de pulsación de entre 8 y 12 Hertz, y tiene un valor aproximado en los polos magnéticos de 0.5 Gauss. Hacia el ecuador la intensidad de campo disminuye.

Si un ser vivo recibe un campo magnético con una frecuencia superior a la del campo magnético terrestre recibirá un estímulo, mas no es la única condición.


Un polo magnético norte tiene un efecto relajante, mientras que un polo magnético sur tiene un efecto estimulante. El manejo de estos conceptos permite manejar la terapia que se desea para el paciente.


Efectos bioquímicos de la magnetoterapia fueron verificados en una tesis de Licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, realizada en el Departamento de Bioenergética del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, dirigida por dos investigadores titulares del Instituto, y el Dr. Ignacio Cabrera como profesor de La Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la misma Universidad Nacional Autónoma de México


Los resultados indicaron un incremento en la capacidad de utilización de oxígeno en los animales tratados.

La magnetoterapia tiene aplicación en traumatismos, inflamaciones crónicas y problemas degenerativos, especialmente en articulaciones.